Miquel Silvestre y su amigo Ricard Tomás llegan a un pequeño pueblo de Kazajistán donde encuentran un modesto hotel y salen a probar algo de la gastronomía local. Al día siguiente se dirigen a Almaty, la capital del sur del país, una urbe moderna y desmesurada donde Miquel busca un taller especializado en el que puedan hacerle una revisión a fondo a su moto, la sufrida Gorda, que no está en muy buen estado después de tantos viajes.
Miquel Silvestre llega a Almaty
Miquel Silvestre recorre la estepa desolada y llena de baches de Kazajistán
Miquel Silvestre sigue atravesando el enorme y estepario país de Kazajistán, recorriendo una carretera estrecha y de superficie lamentable. Come en modestos restaurantes de la ruta donde le abordan los locales porque allí el exótico es él. Hace curiosas paradas en la ruta para explicar el funcion...